martes, 24 de marzo de 2020

LA MEMORIA EN TIEMPOS DE AISLAMIENTO SOCIAL SOLIDARIO



Estamos pasando por uno de esos momentos que le resulta muy difícil afrontar a las
sociedades y a cada unx de sus integrantes, a ese “nosotros” como un todo bien grande,
como argentinos y más aún como seres humanos en un mundo multi-conectado, para
poder hacer frente todxs juntxs ante un escenario en que la vida misma de cada uno de
nosotrxs y de nuestros seres amadxs, vecinxs, los no tan vecinxs y los que siempre
vemos o nos ven como “ los diferentes” estamos en la misma condición; donde la
comodidad y el lujo de un rico tiene hoy un sin valor ante la amenaza de la vida por
una enfermedad que no discrimina ya que todavía la ciencia no ha podido elaborar la
vacuna. Los tiempos de la Pandemia son veloces, la ciencia y la tecnología despliegan
un potencial nunca antes visto para hacerle frente a nuevas enfermedades pero es una
carrera de atrás. Por eso la única “vacuna” para salvarnos todxs es quedarnos en casa.
Si, es difícil, quién dijo que no lo iba a ser? En realidad no lo habiamos ni siquiera
imaginado hace unos pocas semanas atrás.
Nuestras costumbres han sido puestas en pausa, al igual que la mayoría de nuestras
formas de actuar y de comportarnos con otras personas. Y de pronto, poniendo en juego
todo nuestro deber ciudadano como respuesta a un Estado Argentino que nos convoca
ejercer valores indispensables como a la solidaridad, a la responsabilidad, al cuidado del
otro, desplegando las mejores políticas que están al alcance, tratando de cuidar de cada
unx de nosotrxs.
La situación económica no estaba fácil y ustedes irán percibiendo que no será mejor que
antes, porque obviamente, todas las actividades económicas empiezan a frenarse y no
generan los ingresos que necesitan muchas familias ni el país para su funcionamiento.
El Estado Nacional está poniendo todos los recursos económicos para evitar que el
impacto sea tan fuerte, por lo que hacer lo que las autoridades nos indican es lo mejor
para salir antes de esta situación y volver a la vida que llevabamos antes. El aislamiento
obligatorio busca evitar el colapso del sistema sanitario (la atención médica, de
enfermeros y auxiliares de la salud no sean excedidos por la cantidad de casos que se
produzcan, la disponibilidad hospitales y centros de atención, de camas y recursos debe
poder alcanzar para atender a todxs aquellos que se enfermen).
En estos días de excepción, con nuevas costumbres por incorporar y poner en práctica
a las que no estamos acostumbrados, con nuestras formas de relacionarnos cara a cara
limitadas, buscamos estrategias para seguir comunicándonos con grupos de personas de
los cuales formamos parte que hoy la tecnología permite y que hace años atrás eran
impensadas. Y con normas y sanciones que como responsable del bienestar general el
Estado debió dictar rápidamente y a las que todxs debemos adecuarnos en nuestros
comportamientos para que este esfuerzo que hacemos como sociedad realmente
funcione.
Estas semanas seguramente quedarán en la memoria de todxs, esperemos que el final
sea el mejor posible. Tenemos una misión histórica que cumplir con lo que nos toca
como argentinxs que vivimos en democracia y que hemos elegido a un gobierno para
que tome decisiones importantes, nunca antes imaginadas, pero tan importantes como
las que está tomando.
Diferente era los que nos pasaba hace 44 años un día como hoy, 24 de marzo. En esos
años la vida no estaba en peligro amenazada por un virus mortal que no elegía por ni
por forma de pensar, ni por clase social. Mataba por virus.
44 años atrás un sector de la sociedad argentina se hizo por la fuerza del control del
Estado Nacional, diciendo que el país estaba enfermo de ideas subversivas,
anticristianas que ponían en riesgo el orden y el “ser nacional”. Ese orden para ese
sector integrado por militares, civiles y sectores de la Iglesia Católica consistía en
impedir que pudiese existirla posibilidad de pensar en una sociedad más igualitaria y
plural, por la que soñaban y luchaban políticamente muchos argentinos y argentinas.
Y así lograron callar a los que se expresaban: los secuestraron, los mataron, los
obligaron a exiliarse, se apropiaron de bebés y los entregaron bajo identidades negadas,
esxs nietxs y sus verdaderas identidades que hoy las abuelas de Plaza de Mayo los
ayudan a recuperar.
No fue un virus, fueron personas que se apropiaron del poder del Estado y lo utilizaron
como máquina de sembrar terror y que por una repudiable manera de entender la vida
consideraron que había que matar al que pensaba diferente, el que soñaba con otro tipo
de sociedad. Y así desaparecieron a 30.000 personas, hicieron añicos el sistema
productivo del país, destruyeron de la capacidad del Estado de intervenir y darle
respuestas a la sociedad cuando lo necesita, transfirieron riqueza beneficiando a los
sectores más ricos en detrimento de la clase trabajadora y los sectores más pobres de
nuestro país.
Muchas de las consecuencias de la situación económica y sanitaría actual en tiempos de
Pandemia son herencia de aquellos años oscuros, profundizados por las políticas
neoliberales de la década del 90 y de los cuatro años que cumplieron un último ciclo
entre 2016 y 2019.
Por eso el día por la Memoria, la verdad y la Justicia debe seguir pensándose y
recordándose en estos días tan raros que nos tocan vivir.
Un codazo a todxs, QUÉDENSE EN SUS CASAS!
                                                     Profe Juan Fava
                                                           Sociología